Querido Jaime:
He leído con mucho interés el texto que me has recomendado, me he sentido muy identificado con tu amigo, yo también he perdido muchísimas horas de estar con mis tres hijos y con mi mujer, por fortuna, cuando me planteé qué hacía en mi trabajo, tuve la enorme fortuna de poder tomar la decisión que se alineaba con lo que daba y sigue dando sentido a mi vida, porque es ahí donde estriba el quid de la cuestión. Claro que eso lleva aparejado primero un ejercicio de autoconocimiento que no todo el mundo está dispuesto a hacer, ya sabes, el “gnothi seautón” griego o el “nosce te ipsum ” latino (conócete a ti mismo). Una de las creencias limitantes de mayor latencia en el sistema límbico de los seres humanos es “soy inútil” o “soy perezoso”, de esta creencia no somos conscientes porque hunde sus raíces en el subconsciente, pero influye muchísimo sobre nuestros comportamientos y así nos pasamos la vida en un activismo frenético para demostrarnos a nosotros mismos y a los demás que es mentira que seamos unos inútiles, aunque de vez en cuando hagamos algo alineado con la creencia que nos corrobora que efectivamente somos así. El problema es que hasta que no descubrimos ésto por nosotros mismos no vale de nada. Mucho me temo que cuando vuelvas a ver a tu amigo seguirá en la misma tesitura, quizá con un cierto aumento de angustia vital, que irá incrementando su stress paulatinamente y que con el tiempo somatizará en alguna enfermedad, es el proceso habitual.
Te mando un cordial abrazo,
Antonio